Durante millones de años, los seres vivos hemos soportado la radiactividad natural de la corteza terrestre y de los rayos cósmicos.
La exposición a altas dosis de radiación aumenta la tasa de cáncer y pueden producir otros trastornos de tipo genético. Los efectos de la radiactividad no siempre son perjudiciales ya que si empleamos la dosis y forma adecuada, la radiactividad tiene muchas utilidades en distintos campos:
- En medicina se utiliza para el tratamiento y diagnóstico del cáncer, el estudio de órganos y la esterilización del material quirúrgico.
- En la industria se emplean radiografías para examinar planchas de acero, soldaduras y construcciones.
- En química se emplea para investigar mecanismos de reacción y fabricar productos químicos.
Uno de los numerosos usos de la radiactividad es la protección de las obras de arte. El tratamiento mediante rayos gamma permite eliminar los hongos, larvas, insectos o bacterias alojados en el interior de los objetos a fin de protegerlos de la degradación. Esta técnica se utiliza en el tratamiento de conservación y de restauración de objetos de arte, de etnología, de arqueología.
La bomba atómica:
Se caracteriza por la gran energía calorífica que desprende al estallar y por liberar la llamada "radiación", que tiene efectos nefastos en el cuerpo humano. La "radiación inicial", en el momento de la explosión, consiste en rayos alfa, beta, gamma y neutrones: casi todo ser viviente que se encuentre a menos de un kilómetro de radio de explosión de una de estas bombas muere casi al instante a consecuencia de las profundas quemaduras que causan las elevadas temperaturas generadas por estos rayos, sigue la "radiación residual", que emana del suelo (espejo de la primera radiación): a consecuencia de ella, personas que no hayan sido expuestas directamente a la bomba (en el caso de HirosHima y Nagasaki, los equipos de rescate o las personas que acudieron con posteridad al lugar de los hechos) resultan también afectadas.
En el caso de Hiroshima y Nagasaki, además, la nube de humo provocada por la explosión dejó caer, posteriormente, la llamada "lluvia negra", igualmente radioactiva. La radiación, en cualquiera de sus formas, tiene efectos secundarios en una insospechada variedad de formas
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